21/4/11

Mirando el mapa, preguntando a alguien... e improvisando la ruta.



Ya han pasado 24 horas desde que he comenzado, más o menos, una serie de catastróficas desdichas. No, de ese no, mías. Y es curioso, creo que es como una especie de treta, de guasa del destino o de que hoy una organización secreta se ha querido divertir conmigo. No importa, les descubriré y me vengaré de ellos de la misma forma, también tengo derecho a divertirme yo, oiga.

Resulta que ayer ya llegó mi hermano. Sí, ese que es mi hermano y tiene unas manías un tanto extrañas (no me llamó durante un año entero a Sevilla para no "molestarme" de mis estudios) y se gasta menos que un caracol en calcetines (va a 40 Km/h en 5º marcha al conducir, una brutalidad) pues ha añadido un nuevo utensilio a la lista de regalos que me ha hecho (una esponja con alargadera, un póster de la tierra de su novia, ahora mujer, unas camisetas de publicidad de pintura, un maletín del ayuntamiento de aquel pueblo... Aunque también otros regalos mucho más útiles, como unas mancuernas y una camiseta de fútbol) pues tengo un adaptador del gps/móvil para el coche. Y mi padre otro, no sé por qué, pero también le ha regalado uno. Y mira que mi padre no hace viajes más largos de 20 minutos y gracias.

Hoy también tenía que tocar en el órgano un par de canciones, delante de mucha gente, que las llevaba medio bien preparadas, pero a la hora de tocarlas una me salió medio bien y la otra preferí no tocarla, ya era un puto jaleo si me volvía a equivocar y retomarla, era mucho más complicada, las tocó el otro que sabe un rato y una tarde más que yo.

Ya en casa me puse los atuendos ciclistas, me pongo a inflar un poco las ruedas pero... horreur, la cadena de la bici estaba algo oxidada por una lluvia torrencial que le cayó un día y no giraba bien, tuve que descartar el plan. Pasé al plan B, salir a correr un rato. Estuvo bien, siempre más o menos cerca de casa por si al cielo le daba por ponerse melancólico. Maldito sea mi cromo, cuando me quedaban unos 7 minutos para acabar la carrera me ha dado como una especie de pinchazo en el dedo gordo del pie izquierdo, como si me clavase algo y me molestaba en exceso. Tuve que ir caminando hasta casa, menos cansado de lo que me esperaba, algo frustado... pero seco, porque al cerrar la puerta y meterme en la ducha empecé a escucha a gotas kamikaze yendo a por las tejas sobre las que habito. Cada vez eran más y mejor alimentadas.

Curioso, después de todo pensé que no todo era malo, aparte de eso ayer ganó el Madrid, así que no han sido unas 24 horas tan desastrosas. Creo que reuniendo todo mola más decir que fueron entretenidas.

P.D. Esto ha pasado porque se me ha iluminado el cráneo por dentro.

1 comentario:

  1. Lo del Madrid... Nah, paso de dar la vara con el tema oooooooootra vez. Ya me he quedado a gusto antes comparándolos con la manera de jugar de los "holandos" :)

    Catastróficas desdichas... Suele pasar, a mí por ahora me deben un pupete de premio por mi último día oficial de hacer el ridículo en público (el lunes). Hoy porque estaba sola en casa... que gritar y bailar subida a una silla que gira y casi darte la hostia madre -con perdón- sería hacer el ridículo si hubiera gente mirando.

    No sé a qué viene esta frase pero sigo pensando que "Hay días en que lo malo de uno son los demás".

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